En un mundo con tanta variedad ¿por qué luchar por ser todos iguales?
Miras a tu alrededor y todo el mundo quiere por conflicto social ser igual que su vecino. Esto ocurre en todas las profesiones y disciplinas.
El ser igual evita las miradas, que llevan a pensamientos, que se expresan con gestos y que nos rebotan una sensación agridulce: ¿qué está pensando?
Así es, que evolucionamos tecnológicamente a pasados agigantados pero luego somos incapaces de ver que esa evolución tiene que nacer de un cuerpo, de una seguridad interior.
A mi me gusta ser diferente, de hecho ME ENCANTA, me resulta feo cuando me dicen bailando ese movimiento es... ¡No! ese movimiento no es de nadie es del mundo porque nadie tiene registrados los movimientos del ser humano. Mejor sería escuchar "ese movimiento me recuerda a..." "es muy habitual en..."
Cuando hablo de ser diferente no hablo de ponerme un traje de sevillanas y bailar danza oriental, hablo de lo que nosotros podemos aportar de nuestro interior. No tratar de imitar, a... sino que eso que nos ha gustado llame a nuestra musa interior y nos ayudará a inspirarnos.
No deberíamos sentirnos raros y ser rechazados por ser diferentes, ta vez la comodidad, el miedo a lo desconocido hace que muchas veces frenemos nuestra creatividad, impulsos y nuestro ritmo.
El camino lo construye uno mismo, poco a poco siendo quien es. No hay cosa más bonita que la autenticidad de las personas sean como sean, te gusten o no, quieras eso para ti o no.
Ser auténtico y no tener miedo a la diferencia nos lleva a crear, a sentir y a romper el canon.
Busca en ti tu esencia, tu danza interior, escucha ese ritmo, esa música que se genera en tu interior y que conoció el mundo antes de que tu tuvieras noción de tu propia existencia.
Ese ritmo también llamado latido es el que te va a guiar a ser "diferencia".
“Cuando empecé a bailar no había nadie más que se pareciera a mí” Misty Copeland,
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